- Área: 20 m²
- Año: 2018
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Fotografías:Fernando Schapochnik, Franca Ferraris, Mauricio Mendez, Cássio Sauer, Hello Wood, Bárbara Goris
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Proveedores: Rothoblaas, EGGER
Descripción enviada por el equipo del proyecto. La propuesta desarrollada apunta a un construir un observatorio en medio del campo en una localidad en Argentina, abordando temas como la construcción en madera, estructuras frágiles, construcciones precarias y espacios efímeros.
La estructura arquitectónica se desarrolló como una pequeño refugio. Una señal de la presencia humana que se apropió del lugar –un acontecimiento en el paisaje.
El amplio paisaje –muy similar a los campos de Brasil, Argentina y Uruguay– que nos conecta e identifica, es el punto de partida para la propuesta. Sus infinitos planos de pasto y cielo componen un paisaje único, en el cual las fronteras se deshacen. Un territorio común, marcado por restricciones económicas y condiciones ambientales similares, son características que se evidencian en la austeridad de las construcciones.
En este paisaje desolado, notablemente alejado de cualquier área urbana, el pabellón enfrenta el desafío de construir una estructura vertical en un entorno rural –en contraste con su horizontalidad predominante.
Como referencia a acontecimientos geográficos –los Andes y las montañas– y a la arquitectura precolombina, el pequeño observatorio mira hacia el cielo y hacia su contexto.
Una pieza con significado no sólo por su diseño, sino por la vivencia de su construcción. Una estructura temporal que se realiza a partir de la experiencia de montaje, de enseñanza y de investigación.
El observatorio, un edificio frágil y emblemático al mismo tiempo, a través del uso de pocos elementos, crea un espacio interior acogedor que confronta la fina línea entre lo tangible y lo intangible.
La verticalidad de la estructura se da a través de una construcción simple y racional con vigas y pilares; piezas y conexiones dimensionadas y articuladas para proponer una construcción experimental.
El observatorio posee 20 columnas y 50 vigas que componen un sistema de rejilla estructural. Con 9,60 metros de altura, la estructura flota a partir de 20 apoyos que dejan aparentes las piezas de madera que componen su fundación. La plataforma elevada en relación al suelo natural genera un primer nivel de contemplación del entorno.
En el interior, un recorrido de ascenso permite diferentes perspectivas de la estructura, del paisaje y del cielo. El nivel superior, a los 3 metros de altura, proporciona visuales del horizonte de campos y las estrellas.
El tejido claro y permeable envuelve la estructura como un manto, una máscara difusa que filtra la luz y modela el espacio interior, además de permitir diferentes aberturas y cerramientos.
Por la noche, el velo translúcido reacciona como una linterna, destacando la complejidad de la estructura y proporcionando diferentes sombras y perspectivas, con impresionantes visuales del observatorio y desde él.